Las calles se visten de ritmo y tradición.
Se cree que a finales del año 1654 comienza esta costumbre, su inicio se dio en esa época en la cual el municipio estaba dividido en grandes haciendas lo que hoy en día se conocen como las veredas, a sus esclavos les dieron un día de descanso, que normalmente era el 28 de diciembre. Estos esclavos acostumbrados a ser vulnerados salieron a las calles a disfrutar su libertad y a disfrazarse como sus amos, vestían de atuendos extravagantes y maquillajes exagerados, logrando con ellos que nadie los reconociera y pudieras hacer sus “diabluras” sin ningún inconveniente. Los españoles no tenían necesidad alguna para disfrazarse ya que no tenían ningún problema con las autoridades y no les interesaba este tipo de diversión.
Las calles se llenaban de regocijo, libertad y descanso. Hoy en día sigue siendo una costumbre muy cuidada por los antepasados y aquellos artesanos que siguen realizando sus propios trajes y máscaras.
Una hipótesis de Samuel Aguinaga, un historiador oriundo de Santa Fe de Antioquia habla sobre el verdadero comienzo de estas fiestas, proponiendo que esta costumbre había nacido en 1598, cuando a un hombre al que el municipio le conocía por sus escándalos y problemas al ser “muy fiestero” fue condenado al destierro. Y para burlarse de las autoridades salía disfrazado y enmascarado, andando en caballo en compañía de otras personas, arrancaban el “desfile” desde el río Tonusco, se emborrachaban todo el día.
Inicialmente eran llamadas las fiestas de la caña, ya que en la época era el producto principal del comercio del pueblo. Aproximadamente en los años 1800 cuando se prihibió la esclavitud la tradición seguía pero ya no era un solo día sino diez y desde entonces se nombra “La Fiesta de los Diablitos” haciendo referencia a las “diabluras” que son permitidas realizar en ellas.
En 1969 le llegaron algunas quejas y reclamos por parte del párroco del pueblo ya que esta fiesta trae consigo muchos escándalos y podría ser un atentado a la moral, ya que una de las actividades principales de esta festividad era embriagarse y hacer una gran fiesta en el municipio. Aun así los santafereños no dejaron de lado esta tradición que sigue trayendo alegría al pueblo y festejando una libertad que aquellos antepasados sólo podrían disfrutar bajo una máscara y por un día al año.
Esta festividad aunque comparte una época del año junto a otras festividades más reconocidas no deja de ser importante, y trae consigo el título del “Festival más antiguo de Antioquia”.
Fiesta de los Diablitos en la actualidad
A pesar de tener un trasfondo importante y conmemorativo por los antepasados que eran esclavizados, esta costumbre tuvo un declive en el siglo XX en el que pocas personas o casi ninguna asistía a esta festividad. En diciembre de 1994 fueron apenas 13 personas las que salieron a lomo de caballo para recorrer el municipio. 25 años después, en 2019, fueron 700 personas y así fue aumentando año tras año.
A día de hoy nos encontramos con una versión de esta festividad más estructurada y elaborada con ayuda de la alcaldía y de otras instituciones. Una festividad que incluye conciertos de pequeños artistas, intervenciones de talentos locales, desfiles de diablitos a pie, a caballo e incluso un desfile infantil de diablitos.
En occidente Antioqueño hay un gran río que no solo atraviesa el municipio, sino también las memorias de toda una comunidad: el Río Tonusco. A principios de cada año, este río se convierte en el corazón de una festividad comunitaria y familiar que combina tradición, felicidad y orgullo del pueblo.
Se trata de las Fiestas del Río Tonusco, una de las festividades más esperadas en Santa Fe de Antioquia, donde el agua, la música y la comunidad se unen en la misma sintonía
Esta gran fiesta era para aquellos que buscaban pasar el “guayabo” de la mejor manera, con olla en mano y en busca de una fresca sombra brindada por los variados árboles frutales del sector. Una fiesta gastronómica acompañada de risas, trago, agua y una buena música a todo volumen en el bafle.
Un evento cargado de cultura y magia que atrae a los pueblerinos locales y visitantes entorno al río que no solo atraviesa su pueblo, sino que lleva en sus aguas su historia y su identidad.
Un poco de su historia
Si bien no se tiene una fecha exacta de su comienzo se estima que desde los años 2000 empezó a concretarse esta linda tradición en las familias antioqueñas, teniendo como fechas principales los días 25 de diciembre y 1 de enero, también algunos fines de semana y puentes. De pronto la atención se concentró en el sábado más próximo al 6 de enero, y en lo sucesivo fue ese día el clásico para la fiesta del sancocho.
Con el pasar de los años esta celebración ha evolucionado de un encuentro informal de las familias a pasar un día de sol en las orillas del río a un evento organizado por la comunidad, con actividades culturales y turísticas que resaltan lo mejor del pueblo.
Una variedad de actividades conforma esta celebración, teniendo entre ellas actividades deportivas tales como torneos de vóley playa, torneos de futbol, pista de obstáculo, rumba aeróbica; intervenciones de talentos locales, actividadesrecreativas, presentaciones de artistas musicales, trovadores, DJ´s en vivo y por supuesto el famoso “Concurso del Sancocho”.
El “Concurso del Sancocho” consiste en una competencia culinaria que consiste en que las familias reunidas preparan y presentan su versión de sancocho para que un jurado califique y determine el ganador. Los jurados evalúan el sabor, la presentación, y otros requisitos establecidos por la organización del evento. Cada una de estas actividades tiene como principal objetivo el deseo de compartir, disfrutar y mantener viva la esencia de Santa Fe de Antioquia.
Talento local, patrimonio, cultura y belleza es lo que tiene Santa Fe de Antioquia para ofrecer a locales y visitantes del pueblo antioqueño. Una actividad que no solo esta comprometida con la tradición sino también con el cuidado del medio ambiente y del entorno, una iniciativa que busca crear conciencia en la importancia de cuidar la tierra y promover practicas sostenibles.
Las fiestas del río de Tonusco son más que una celebración familiar, son una muestra de la alegría, unión y tradición de un pueblo que honra su historia y la de sus antepasados.
Si eres amante de la tierra caliente y estas planeando visitar esta bella tierra a disfrutar de Las Fiestas del Río Tonusco es muy importante: Mantenerte hidratado, Usar protección solar, Usar prendas cómodas y frescas.
En el occidente antioqueño, las calles de Santa Fe de Antioquia se visten de fiesta para acompañar el aroma dulce y ácido del tamarindo. Cada agosto, la tradición se une con la alegría en una celebración que rinde homenaje a la fruta que ha representado a la ciudad por generaciones, y por supuesto, a todas las personas que trabajan en su proceso de recolección y procesamiento. La Feria del Tamarindo no solo representa una celebración cultural, sino que también es un ritual de memoria, sabor e identidad.
Cuentan los más viejos del pueblo que el tamarindo llegó a Santa Fe de Antioquia originario de África y cultivado ampliamente en Asia, cruzó el Atlántico durante los tiempos de la colonia y encontró en el pueblo un lugar perfecto para crecer: un clima cálido y tierras fértiles. Con el tiempo gracias a su rareza y beneficios, fue acogido por los pobladores y se convirtió en un símbolo local, el tamarindo es una de sus principales fuentes de ingreso desde hace aproximadamente unos 90 años, un referente que hoy identifica a Santa Fe de Antioquia dentro y fuera del territorio.
La historia de esta feria comenzó en 1995, cuando un grupo de habitantes decidió rendir homenaje al fruto que siempre ha hecho parte de sus vidas. Gracias a la sabiduría de sus abuelos y a su legado, este cultivo y su tradición se preservaron en el tiempo. Desde entonces, la Feria del Tamarindo se ha transformado en una de las celebraciones más queridas del municipio, convocando a visitantes, emprendedores y familias enteras que se reúnen para honrar lo propio. Esta celebración ha servido no solo para conservar la historia, sino también como una fuente de sustento para muchas familias que, generación tras generación, han cultivado y comercializado con el tamarindo en diversas formas como pulpas, dulces y salsas, productos que hoy en día son considerados patrimonio cultural de la región.
Anualmente, la feria se consolida como un lugar para destacar la labor de agricultores y artesanos que realizan productos que enriquecen la historia de la comunidad. En tres días, Santa Fe cambia: las calles se llenan de música, los balcones se decoran y todo el municipio se cubre de la energía de aquellos que la conmemoran.
Aunque la programación puede variar cada año, normalmente incluye: Venta del tamarindo con productos derivados y relacionados a esta fruta, desfiles culturales con trajes típicos y comparsas, talleres gastronómicos donde se enseña a procesar el tamarindo, conciertos al aire libre con agrupaciones locales y regionales y ferias de emprendimiento con muestras de arte y exposiciones agrícolas. Para muchos, el elemento fundamental de la programación es el clásico concurso de "La mejor receta con tamarindo", en el que chefs y cocineras cautivan con ideas novedosas que fusionan lo tradicional con lo innovador.
A pesar de que en los últimos años se ha reubicado a los vendedores de tamarindo fuera del parque principal, lo que ha provocado manifestaciones, la entrega a esta tradición sigue firme. La Feria del Tamarindo no solo impulsa el turismo, sino que también evidencia el orgullo de una comunidad que protege sus raíces. Este evento ha reforzado la identidad cultural de Santa Fe de Antioquia y la fabricación y venta de productos obtenidos del tamarindo han proporcionado oportunidades económicas a muchos habitantes. La feria ha jugado un papel crucial en la preservación de tradiciones y conocimientos tradicionales.
Visitar Santa Fe durante la Feria del Tamarindo no es solo un viaje al sabor, es entrar al corazón de un pueblo que celebra con orgullo su historia. Porque entre calles empedradas y brisa cálida, celebra su historia con dulzura, resistencia y tradición.
El Festival de Cine
Una experiencia cultural que va más allá del cine
Santa Fe de Antioquia, uno de los pueblos con mayor patrimonio histórico de Colombia, se convierte una vez al año en una gran sala de cine al aire libre gracias a su tradicional Festival de Cine. Este evento es organizado por la Corporación Festival de Cine de Santa Fe de Antioquia, una entidad sin ánimo de lucro que celebra la magia de la cinematografía en medio de un entorno colonial único, lleno de historia y calidez humana.
Desde hace más de dos décadas, el Festival de Cine se ha consolidado como un espacio para conectar con el cine, con la cultura local y con la expresión audiovisual de sus habitantes y visitantes. Con más de 24 ediciones realizadas, este evento ha logrado convocar anualmente a más de 15.000 personas. Entre ellas se encuentran habitantes del municipio, visitantes de Medellín y del occidente antioqueño, así como estudiantes universitarios, periodistas, cineastas emergentes, críticos, realizadores y amantes del cine de todo el país e incluso del extranjero.
Este festival no solo proyecta películas. A lo largo del evento se desarrollan conferencias, talleres informativos, mesas de trabajo y conversatorios, donde el cine se convierte en una herramienta para la reflexión y el diálogo. Gracias a estas actividades, el Festival se ha transformado en un referente cultural que fomenta el pensamiento crítico y la apreciación estética en torno al cine y la cultura regional.
Una de las actividades más destacadas del festival es la competencia de Óperas Primas, que busca visibilizar los largometrajes más recientes de directores nacionales e internacionales. En su edición número 26, que se celebrará del 4 al 8 de diciembre de 2025, se invita a cineastas de todo el mundo a postular sus primeras obras en las categorías de ficción, documental o animación.
El objetivo de esta competencia es reunir trabajos de alta calidad técnica, narrativa y estética, que presenten ideas frescas, creativas y visualmente impactantes. Las obras más valoradas suelen tener guiones innovadores, lenguajes visuales potentes y una visión del mundo que conmueve y transforma.
Los largometrajes seleccionados no solo se exhiben durante el festival, sino que también pueden ser presentados en otros eventos culturales y festivales aliados, tanto nacionales como internacionales. Esta visibilidad convierte al Festival en una plataforma clave para nuevos talentos de la industria cinematográfica.
Además de la visibilidad, el festival otorga un premio económico de aproximadamente 4 millones de pesos colombianos a la película ganadora de la competencia de Óperas Primas. También se entrega una mención especial al largometraje más votado por el público.
Para participar, los interesados deben inscribir sus películas antes del 15 de agosto de 2024, mediante un formulario oficial. Las obras deben tener una duración entre 45 y 130 minutos, haber sido realizadas después del 1 de enero de 2024, y no estar disponibles en internet ni plataformas de streaming. Es obligatorio presentar materiales promocionales, demostrar los derechos de autor y cumplir con los requisitos de la convocatoria.
Más allá de las proyecciones, lo que verdaderamente hace especial a este festival es su atmósfera mágica: ver cine bajo las estrellas, rodeado de arquitectura colonial, en un entorno donde el arte, la historia y la comunidad se encuentran. El público puede dialogar con los creadores, participar en conversatorios y disfrutar de la oferta gastronómica, turística y cultural que ofrece Santa Fe de Antioquia.
En definitiva, el Festival de Cine de Santa Fe de Antioquia es una cita imperdible para quienes aman el cine independiente, buscan nuevas historias o desean vivir un fin de semana lleno de magia, arte e inspiración. Esta celebración no solo promueve la creación audiovisual, sino que también fortalece el compromiso cultural del país con las nuevas voces del cine.